La AGV exige a la Xunta una respuesta estructural para salvar la viticultura de la Ribeira Sacra

La Asociación Galega de Viticultura (AGV) vuelve a alzar la voz ante la crisis que afecta a la Denominación de Origen Ribeira Sacra y reclama a la Xunta de Galicia que deje de lado las “medidas cortoplacistas” y apueste por soluciones estructurales que garanticen la sostenibilidad de la viticultura en la zona. Desde la entidad señalan que la falta de planificación por parte de la Consellería do Medio Rural no ha hecho más que agravar una situación que ya era delicada.
Según la AGV, el problema no surgió de repente. “Llevamos tiempo advirtiendo que el consumo de vinos tintos estaba cayendo desde la pandemia”, explican, y añaden que muchas bodegas de la Ribeira Sacra acumulan excedentes sin salida. Sin embargo, denuncian que la administración autonómica “no actuó a tiempo”. Solo cuando la situación se volvió insostenible y algunas bodegas anunciaron que no recogerían uva, la Consellería reaccionó con un plan de urgencia que, para la asociación, resultó ineficaz.
Dicho plan incluyó una destilación de crisis que afectó a 500.000 litros de vino con un coste de 350.000 euros y una orden de ayudas a la poda en verde a la que apenas se acogió el 1 % de la superficie de la denominación, con un gasto adicional de 63.000 euros. “En total, más de 400.000 euros en medidas estériles que no resolvieron el problema de fondo”, lamentan desde la AGV.
La organización propone en cambio convocar una Mesa del Vino, un foro de diálogo que reúna a todas las partes implicadas —viticultores, bodegas, consejos reguladores y organizaciones agrarias— con el objetivo de diseñar una estrategia sólida y compartida. “Frente a la improvisación, hay que apostar por planificación, diálogo y visión a largo plazo”, insisten.
Entre las propuestas de la AGV destaca la implantación de contratos homologados con precios garantizados, que ofrezcan estabilidad al sector productor. Esta medida, subrayan, debería extenderse no solo a la Ribeira Sacra, sino a todas las denominaciones gallegas. También reclaman que los precios pagados estén por encima de los costes de producción, algo que consideran “imprescindible” para la viabilidad económica del sector.
Para ello, urgen a la Xunta a realizar un estudio actualizado de los costes de producción de la uva, ya que los existentes están obsoletos y no sirven como base para una política coherente. Además, proponen modificar la Ley de la Cadena Alimentaria para que los precios mínimos dejen de establecerse de manera individual y pasen a basarse en los estudios validados por la Administración. “Ahora mismo estamos en inferioridad de condiciones. Es necesario que esos estudios sean obligatorios y vinculantes”, defienden.
Otro de los puntos clave que defiende la AGV es la necesidad de una estrategia seria de comercialización. La entidad propone una campaña de promoción interna de los vinos tintos gallegos para incentivar el consumo dentro de Galicia y aliviar así la presión sobre las bodegas. En paralelo, considera fundamental potenciar la promoción exterior y diversificar mercados, reduciendo la dependencia del mercado estadounidense, al que califican de “inestable e insuficiente”.
“La Ribeira Sacra no puede sobrevivir a base de parches e improvisaciones”, concluyen. Desde la asociación dejan claro que es necesario un compromiso real con el territorio, con una visión de futuro que garantice la continuidad de una actividad que, además de su valor económico, es clave para la preservación de un paisaje y una cultura únicos.